La doctrina de la Trinidad, es una de las doctrinas que es un tanto desconocida o vista con cierta indiferencia, debido a que nos parece muy compleja o que sólo debería ser conocida a profundidad, por aquellos que están sirviendo como pastores o lideres en la iglesia. Las razones pueden ser diversas, pero lo cierto es que, muchos cristianos desconocen esta doctrina y ante tal circunstancia, es mucho más fácil que crean a propuestas heréticas en relación a la Trinidad o en el peor de los casos, a la negación de la misma.
Este artículo, tiene como única intención, acercar al lector a ciertos conocimientos introductorios respecto a la doctrina de la Trinidad.
Antes de hablar sobre la Trinidad, es importante comprender dos asuntos en relación a Dios: a) la unidad de Dios, no hay dos o más dioses; b) la simplicidad de Dios, no hay dos o más partes de Dios. Resulta importante considerar estos dos asuntos, porque usualmente al hablar de la Trinidad, hay algunos que presuponen que se está hablando de varios dioses (triteísmo) o de partes que componen la divinidad (parcialísmo).
La unidad de Dios.
La religión de los antiguos hebreos era una fe rigurosamente monoteísta, como de hecho lo es la religión judía hasta el día de hoy. La unidad de Dios fue revelada a Israel en diferentes momentos y de diversas formas. Podemos encontrar esta verdad, en el Antiguo Testamento (Gén. 1:1; Deut. 6:4; Ex. 20:3; Isa. 44:6; etc.) de que Dios se reveló como el único Dios digno de ser adorado, revelación que estaba en contraposición de los pueblos paganos cuyo entorno religioso era politeísta. Como concluye Norman Geisler: “Hay un solo Dios, a diferencia de más de uno. La unidad de la Deidad es una de las enseñanzas más fundamentales de las Escrituras. Negar esta verdad es una violación del primer mandamiento.”[1]
La unidad de Dios, es una enseñanza que se ha mantenido a lo largo de la historia. Ireneo de Lyon, escribe: “Un Dios Padre se declara, sobre todo, por todos y en todos. En verdad, el Padre está por encima de todos y es la Cabeza de Cristo. Pero la Palabra es a través de todas las cosas y él mismo es la Cabeza de la iglesia. Mientras que el Espíritu está en todos nosotros, y Él es el agua viva.”
La unidad y trinidad de Dios
Previamente hemos dicho que Dios es uno, pero esto no promueve lo que el modalismo señala, a saber, que durante la historia las tres personas de la Trinidad son diferentes “modos” de la Deidad.Considerando a Dios como el Padre en la creación, el Hijo en la redención y el Espíritu en la santificación. En otras palabras, Dios existe como Padre, Hijo y Espíritu en diferentes épocas, pero nunca como trino. Si no más bien se afirma que, Dios es uno en la esencia de su Ser, en este Ser Divino hay tres personas o subsistencias individuales, Padre Hijo y Espíritu Santo [en Dios no hay tres individuos uno junto al otro y separados uno del otro; sino solamente distinciones personales de uno mismo, dentro de la esencia divina que una no sólo genérica sino también numéricamente]. La esencia de Dios, plena, no fragmentada, pertenece por igual a cada una de las tres personas. Es decir, que el Padre no es más divino que el Hijo, ni el Hijo más divino que el Espíritu Santo. Existen ciertos atributos personales por medio de los cuales se distinguen las tres personas, no obstante todos obran en conjunto. El Trinitarismo, no niega la unidad de Dios, sino que afirma que la unidad y trinidad de Dios son realidades inseparables y se establecen mutuamente
Como bien señala John Miley: “El trinitarismo no es triteísmo; ni los trinitarios son menos pronunciados sobre la unidad de Dios que los unitarios. El sentido de esta unidad está incorporado en el término designativo de las distinciones personales en la Deidad. De ello se deduce que la unidad de Dios es la verdad fundamental en la doctrina de la Trinidad.”[2]
Podríamos decir, tal como Millard Erickson, escribe que:
“1. La unidad de Dios es básica. El monoteísmo está profundamente implantado en la tradición hebreo-cristiana. Dios es uno, no varios. La unidad de Dios puede compararse con la unidad de esposo y esposa, pero debemos tener en cuenta que estamos tratando con un solo Dios, no con la unión de entidades separadas.
2. Debe afirmarse la deidad de cada una de las tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cada uno es cualitativamente igual. El Hijo es divino de la misma manera y en la misma medida que el Padre, y esto también es cierto del Espíritu Santo.” [3]
En el siguiente artículo haremos algunas otras consideraciones históricas y bíblicas en relación a la doctrina de la Trinidad. Puedes escuchar una breve exposición que realicé hace unas semanas en mi iglesia.
[1]Norman Geisler (2013). Geisler’s Systematic Theology. Bethany House
[2] John Miley (1892). Sistematic Theology. Andesite Press
[3] Millard J. Erickson (2012). Christian Theology. Baker Academic