La apologética evidencialista subraya la necesidad de evidencia en apoyo de las afirmaciones de la verdad cristiana. La evidencia puede ser racional, histórica, arqueológica e incluso experiencial. Dado que la apologética evidencialista es tan amplia, se superpone comprensiblemente con otros tipos de apologética.
Características
Dado que los evidencialistas abarcan una categoría grande y diversa, sus características se delinearán según el tipo. Los evidencialistas a menudo usan evidencia racional (por ejemplo, pruebas de Dios) en defensa del cristianismo. Como tal, se superponen con los apologistas clásicos. Sin embargo, para un evidencialista esta es solo una pieza de evidencia. También en contraste con los apologistas clásicos, los evidencialistas no sostienen que la evidencia racional sea necesaria (ya que es solo una pieza) o lógicamente anterior a la otra evidencia.
En el uso de la evidencia histórica, nuevamente hay una superposición entre la apologética evidencialista e histórica. Los evidencialistas no apoyan todo su caso en evidencia histórica. Son más eclécticas, entrelazan evidencias de diversos campos. Los evidencialistas operan como abogados que combinan evidencias en un resumen general en defensa de su posición, confiando en que el peso combinado presentará un caso persuasivo.
Muchos evidencialistas se centran en la evidencia arqueológica en apoyo de la Biblia. Destacan que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento han sido comprobados por miles de descubrimientos. Ellos creen que esto da razón para aceptar la autoridad divina de las Escrituras. Otros tipos de apologética apelan a la evidencia arqueológica, pero utilizan la evidencia de una manera diferente.
Algunos evidencialistas apelan a la evidencia experiencial en apoyo del cristianismo, con mayor frecuencia de vidas cambiadas. El testimonio de los convertidos al cristianismo se ofrece como evidencia de la verdad del cristianismo. ¿De qué otra manera, se argumenta, puede uno explicar los cambios dramáticos, transformadores, duraderos y, a menudo, radicales? La conversión de Saulo de Tarso (Hechos 9) es un ejemplo clásico.
La evidencia profética a menudo se ofrece para justificar el cristianismo. Se argumenta que solo el origen divino explica las numerosas y precisas predicciones bíblicas que se han cumplido. Para los evidencialistas, las evidencias proféticas y otras no comprenden un paso específico en un orden lógico general (como en la apologética clásica). Más bien, es la suma total de todas las evidencias entrelazadas que ofrecen una alta probabilidad de la verdad del cristianismo.
Proponentes.
Si bien la apologética evidencialista goza de un amplio apoyo popular, ofrece pocos defensores claros que no encajan también en otras categorías. Parece mejor, entonces, caracterizar el evidencialismo por los diversos tipos de evidencia subrayados en el enfoque apologético particular. William Paley ofrece un enfoque evidencialista en sus “Evidencias para el Cristianismo”, aunque como Paley ofreció las pruebas de Dios primero, puede ser catalogado como un apologista clásico. Las “Evidencias cristianas protestantes” de Bernard Ramm, ampliamente utilizadas, son otro ejemplo de la apologética evidencialista, aunque pareció alejarse de esto en sus escritos posteriores. El libro de evidencialismo más difundido es “La evidencia que exige un veredicto” de Josh McDowell.
Comparación con otros enfoques.
Si bien el uso de pruebas no es exclusivo de la apologética evidencialista, la manera en que se utiliza es única. Tanto los apologistas clásicos como algunos evidencialistas usan argumentos teístas. Sin embargo, para los evidencialistas, establecer la existencia de Dios no es un paso lógicamente anterior y necesario. Es simplemente una hebra en la red general de evidencia que apoya el cristianismo.
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A diferencia de los apologistas históricos, los evidencialistas puros no apelan a la evidencia histórica como la única base para su caso. Para los evidencialistas, hay ciertos eventos, tales como las sanidades de Jesús, resucitaciones de los muertos y la profecía cumplida, que en sí mismas, aparte de la presuposición o prueba previa de que Dios existe, fundamentan la verdad del cristianismo. Dado que los hechos “hablan por sí mismos”, no hay necesidad, según los evidencialistas, de proporcionar una razón independiente para creer en la existencia de Dios. En contraste, tanto los apologistas clásicos como los presuposisionalistas insisten en que los eventos históricos solo pueden interpretarse a la luz del marco de la cosmovisión de la que forman parte.