En el mes de Octubre, muchas comunidades cristianas tienden a hablar sobre la Reforma Protestante, en su sentido histórico y teológico. Algunos hablan en bien de este evento y otros en mal, no obstante muy pocos pueden negar la importancia de este evento en el desarrollo teológico. Parte de lo que se habla en este asunto, son las cinco solas. Hace unos días escribí un breve artículo al respecto “Las cinco solas: ¿Relevantes o no?”, en el cual desarrollo un poco más sobre este tema.
En este artículo, pretendo desarrollar brevemente sobre por qué afirmo la Sola Scriptura, como una verdad importante dentro de la fe cristiana. Pero antes de eso, ¿qué significa esa expresión?
El término Sola Scriptura proviene del latín y significa “solo Escritura” o “Solo la Escritura”. Consiste en las palabras Sola, que significa “sólo”, y Scriptura, que se refiere a la Biblia.
Esta expresión, se hizo popular durante la Reforma Protestante como reacción contra algunas de las prácticas de la Iglesia Católica Romana. Era la manera en que los reformadores decían que la Biblia contiene todo lo que uno necesita para la salvación y una vida piadosa (2 Pedro 1: 3). Además de la autoridad de la Biblia, la Iglesia Católica Romana se basó cada vez más en tradiciones que de muchas maneras habían reemplazado las enseñanzas de la Biblia. Algunas de estas tradiciones incluían la oración a los santos o a María, la madre de Jesús, la creencia en la Inmaculada Concepción (la creencia de que María nació sin la mancha del pecado original), las indulgencias (incluidos los pagos requeridos a la Iglesia) y la autoridad divina del Papa. Así que, decir “Sola Scriptura” era un acto de rechazo a toda aquella que se derivaba del dogma romano y que se colocaba como superior o complementario a la Escritura.
Escribe Jason K. Allen: “En nuestros días, nosotros, como evangélicos, también confirmamos que solo la Escritura tiene autoridad sobre los papas, los concilios y las tradiciones. Sin embargo, debemos agregar a esa lista la experiencia, las preferencias y las consideraciones pragmáticas. Para Lutero —y para nosotros— la Escritura es la norma normans, la norma determinante por la que se mide todo lo demás. Es el estándar, el punto de referencia, la plomada de la iglesia“.
Sola Scriptura significa que la Escritura establece la iglesia; la iglesia no establece las Escrituras. La Escritura juzga a la iglesia; la iglesia no juzga las Escrituras. La iglesia no creó las Escrituras; las Escrituras crearon la iglesia. Como argumentó Lutero, “¿Quién engendra a su propio padre? ¿Quién primero engendró a su propio Hacedor?”
La respuesta católica tradicional [y de algunos heterodoxos] contra la Sola Scriptura es que la Biblia no enseña explícitamente el concepto. Si bien esto es técnicamente cierto, el principio sigue siendo esencial para nuestra comprensión de la fe cristiana. Si la Biblia es la Palabra de Dios ( 2 Timoteo 3: 16-17), entonces sus enseñanzas son perfectas y no habría necesidad de cambiarlas. Las tradiciones que contradicen o reemplazan lo que la Biblia ha comunicado claramente serían, por lo tanto, innecesarias y no bíblicas.
Otra objeción frecuente al concepto de Sola Scriptura es el hecho de que el canon de la Biblia (la lista de libros aceptados como inspirados) no se acordó oficialmente hasta algún tiempo después de la fundación de la iglesia. Además, las Escrituras no estuvieron disponibles para gran parte del público hasta más de 1.500 años después de la fundación de la iglesia. ¿Cómo, entonces, debían los primeros cristianos usar Sola Scriptura, cuando ni siquiera tenían las Escrituras completas? ¿Cómo se suponía que los cristianos que vivieron antes de la imprenta basarían su fe y práctica únicamente en las Escrituras si no tenían una copia de las Escrituras? Este problema se ve agravado por las altísimas tasas de analfabetismo a lo largo de la historia. ¿Cómo manejan este problema los que creen en la Sola Scriptura?
El problema con este argumento es que esencialmente dice que la autoridad de las Escrituras se basa en su disponibilidad. La cuestión no es si está disponible, sino si tiene autoridad. Debido a que la Biblia es la Palabra de Dios, es Su autoridad. El hecho de que la Escritura no estuviera disponible o la gente no pudiera leerla no cambia este hecho.
Sola scriptura, no es una afirmación que se opone a toda tradición, sino solo a aquellas tradiciones que promueven enseñanzas que se oponen o intentan reemplazar las enseñanzas bíblicas. Los lectores de la Biblia no están llamados a reinventar la Biblia; están llamados a abrazarla. La Escritura es clara con respecto a sus enseñanzas esenciales. La tradición debe asumir un papel menor.
Otra idea que se dice para desacreditar la Sola Scriptura, es que alguien que afirma este enunciado no debería utilizar o consultar otra literatura, ya que de hacerlo está fallando a su ideal. Esta objeción, parte de una falsa disyuntiva, y merece ser respondida. Quien afirma la Sola Scriptura, puede y debe consultar otra literatura auxiliar para su estudio bíblico, sabiendo que tales libros, no se sobreponen al texto, es decir, no tienen más autoridad y suficiencia que las Escrituras.
Dicho esto, es importante mencionar que afirmar la Sola Scriptura, no nos aleja de Jesucristo, al contrario nos acercamos más a Él, cuando reconocemos que este Libro habla sobre Él. Escribe Jason K. Allen: “Cuando miramos a las Escrituras, miramos a Jesús, y cualquier comprensión firme de sola Scriptura conduce a la necesidad de un compromiso más profundo con la predicación de Cristo. Estamos llamados a llevar al Salvador, a proclamar al Señor Jesucristo para que los pecadores oigan y crean; para que se produzca el arrepentimiento en el corazón de la gente; para que todos se salven; para que sea proclamada la Gran Comisión.”
A nivel personal, sola scriptura, es un concepto importante para los cristianos de hoy. Si una tradición o práctica en nuestras vidas contradice las claras enseñanzas de la Biblia, nuestro objetivo debe ser examinar y cambiar la tradición/enseñanza para que coincida con lo que la Biblia enseña y no al revés.
Por esto afirmo la Sola Scriptura, porque creo que las Escrituras que nos revelan al Hijo de Dios, están sobre toda idea o enseñanza.