Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. (Gálatas 5:24)
Llamó mi atención, lo que Pablo escribe en este versículo, que viene a ser no sólo una conclusión de lo que ha abordado en este capítulo, sino también una descripción de aquellos que pertenecen a Cristo.
Los que están en Cristo, ya no viven conforme a los deseos antiguos, las obras de la carne que antes hacían, han sido y siguen siendo erradicadas de la voluntad y los afectos propios. De manera que viven para un propósito sublime y majestuoso: la voluntad de Dios.
Algo extraordinario ocurrió el día cuando por gracia de Dios nacimos de nuevo, el poder del pecado ya no gobierna en nosotros, sino que ahora Cristo vive en nosotros (Gálatas 2:20). No obstante, eso no implica que no luchemos contra el pecado, contra ese remanente que aún está en nosotros.
Como bien observan Platt &Merida: “Mientras los creyentes todavía sienten la tentación de pecar, las pasiones carnales ya no tienen que reinar. La buena noticia es que, porque perteneces a Jesús, no tienes que ser dominado por la carne. Tú y la carne se han separado. Algo ya ha sucedido decisivamente en la cruz. Cristo ha ganado la batalla final, y ahora tenemos que lidiar con esta operación de limpieza hasta que Cristo venga a liberarnos completamente de este cuerpo de muerte (Rom 7: 24-25).” [1]
O como bien señala Juan Calvino, en su comentario: “La carne aún no está completamente destruida; pero no tiene derecho a ejercer dominio, y debe ceder al Espíritu.”[2]
Así que, si somos de Cristo, no sólo ha habido un cambio radical en nosotros, sino que constantemente el Señor sigue obrando en nosotros a través de los medios de gracia. Hacemos morir los deseos contrarios a la voluntad del Señor, cuando disponemos nuestro corazón a la lectura con devoción de las Escrituras, cuando oramos, cuando participamos de la adoración pública, todos estos medios hacen bien a nuestro hombre nuevo, por medio de Cristo Jesús.
[1] “Christ-Centered Exposition Commentary: Exalting Jesus in Galatians” by David Platt and Tony Merida
[2] “Commentaries On The Epistle Of The Apostle Paul To The Galatians And Ephesians” By John Calvin