Continuando con estas breves meditaciones sobre el Catecismo de Heidelberg, corresponde este domingo comentar sobre las preguntas 6, 7 y 8. Las cuales de manera general nos hablan sobre la caída de Adán y Eva, y de cómo esto nos ha afectado a toda la raza humana.
Pregunta 6
P. ¿Creó Dios a la gente tan mala y perversa?
R. No. Dios los creó buenos1 y a su propia imagen,2 es decir, en verdadera justicia y santidad,3 para que verdaderamente conocieran a su creador,4 lo amaran de todo corazón, y vivieran con él en felicidad eterna, para alabarle y glorificarle.5
1 Gen. 1:31
2 Gen. 1:26-27
3 Ef. 4:24
4 Col. 3:10
5 Sal. 8
Pregunta 7
P. ¿De dónde proviene entonces esta naturaleza humana corrompida?
R. Proviene de la caída y desobediencia de nuestros primeros padres, Adán y Eva, en el paraíso.1 Esta caída ha envenenado de tal manera nuestra naturaleza2 que todos somos concebidos y nacidos en una condición pecaminosa.3
1 Gen. 3
2 Rom. 5:12, 18-19
3 Sal. 51:5
Pregunta 8
P. ¿Pero estamos tan corrompidos que somos totalmente incapaces de hacer ningún bien e inclinados a todo mal?
R. Sí,1 a menos que seamos renacidos por el Espíritu de Dios.2
1 Gen. 6:5; 8:21; Job 14:4; Isa. 53:6
2 Juan 3:3-5
El domingo anterior, estuvimos considerando nuestra miseria fuera de Cristo , y de como saber que Cristo es nuestro salvador de tal miseria. En las preguntas que corresponden a este domingo, llama la atención tres asuntos: a) La creación del hombre; b) la caída y c) La única esperanza ante nuestra naturaleza pecaminosa. Veamos en detalle esto:
a) La creación del hombre. El CH, nos dice que el hombre y la mujer, fueron creados por Dios, y que nuestra naturaleza era buena. “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.” (Gén. 1:31a). El hombre y toda la creación eran buenos. Zacharias Ursinus, escribe: “El hombre también fue creado a imagen de Dios; con lo que queremos decir que fue creado perfectamente bueno, sabio, justo, santo, feliz y señor de todas las demás criaturas.” El hombre gozaba de grandes bendiciones en el Señor y su propósito en la creación era de la gobernar y administrar sobre la creación. Pero más allá de esto, el hombre debía vivir para el Señor, su principal propósito es glorificar a Dios.
En ese sentido, escribe Neal D. Presa: “Cada parte de la creación, incluidos usted y yo, está aquí para glorificar a Dios, para reflejar la imagen de Dios, para disfrutar a Dios. La suerte común que todos compartimos entre nosotros como seres humanos y que todos compartimos con todo el orden creado es reconocer al Señor Dios Todopoderoso como nuestro Creador y, al hacerlo, disfrutar de Dios y ofrecer nuestras vidas en profunda gratitud por la vida; pero más aún, dando gracias a Dios simplemente porque Dios…es Dios.”
No obstante, Adán y Eva son seducidos y caen de su estado de gracia e inocencia. Lo que bueno se vuelve malo, lo que era incorruptible se vuelve corruptible, lo que era inocente se vuelve culpable. Zacharias Ursinus, escribe: “La caída, o el primer pecado del hombre, fue la desobediencia de nuestros primeros padres, Adán y Eva, en el Paraíso; o comer del fruto prohibido: “De todo árbol del huerto podrás comer; pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, seguramente morirás “. (Gén. 2:16-17.) El hombre, por instigación del diablo, violó este mandato de Dios; y de aquí ha procedido nuestra depravación y miseria.”
Sobre este evento, se ha escrito mucho. Pero por ahora, nos basta saber que el hombre pierde aquella comunión con el Señor. Es más, él mismo se vuelve un forastero, lejos de Dios y cuánto más pasaron los años, se volvía más evidente la caída de la humanidad.
De modo que, la humanidad sumisa en las tinieblas del pecado, únicamente pueden venir a la luz de la verdad, mediante las buenas nuevas de Jesús. Ante la caída, hay restauración. Nadie más puede traer libertad a los que están en carceles de pecado y oscuridad, sólo Jesucristo. Por eso en la última pregunta de este día, se nos dice que podremos hacer el bien verdadero, conocer la verdad y ser libres del pecado, cuando nazcamos del Espíritu, cuando el evangelio de Jesús ilumina en verdad nuestra vida.
El hombre sin Cristo Jesús, puede hacer obras de bienestar común, puede catalogarse a sí mismo como una buena persona, pero, ante los ojos de Dios está en pecado y sus obras de bien, no son justas ni piadosas.
Quiera el Señor, que tu mi estimado lector hayas nacido de nuevo, si no ha sucedido, clama a Jesús el Mesías para que traiga su vida a ti.