En nuestra época, resulta muy fácil para muchos decir que amamos a Dios. Más de alguna vez, hemos publicado en nuestras redes sociales el amor que tenemos hacia a Dios. ¿Pero, en verdad le amamos y en qué consiste este amor?
En las Escrituras, encontramos que el amor a Dios es una santa demanda la cual es prioritaria a todo:
Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. (Mateo 22:28-31).
Amar a Dios no sólo consiste en decirlo sino en una vida rendida totalmente al Señor. Juan Crisóstomo en su Homilía 75, en el evangelio según Juan, escribe:
Continuamente necesitamos obras, y no palabras vanas y fastuosas. A todos resulta fácil decir y prometer, pero no es tan fácil dar cumplimiento. ¿Por qué digo esto? Porque hoy hay muchas personas que dicen temer y querer al Señor, y vemos, no obstante, que desmienten sus palabras con sus obras. Dios, por el contrario, quiere ser amado por las obras. Por eso decía a sus discípulos: Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Después de afirmar: Cualquier cosa que me pidáis, yo lo haré, a fin de que sus discípulos no creyeran que simplemente bastaba con pedir, añadió: Si me amáis -dice-, lo haré. Puesto que era natural que al oír las palabras: voy a mi Padre se turbaran, les dijo: «El hecho de que os turbéis por estas palabras no significa que me améis. Vuestro amor se ha de manifestar en la obediencia a mis palabras. Os he ordenado que os améis los unos a los otros para que hagáis a unos y a otros lo que yo os hice. La obediencia a estas palabras y la sumisión al amado manifiestan vuestro amor».
Este amor hacia a Dios se expresa en cada dando alabanza y adoración al Señor en todo cuánto hacemos. El amor va más allá de las palabras.