Muchos queremos estudiar las Escrituras y hacer exégesis de pasajes o capítulos. Una de las primeras preguntas que surge ante tal noble tarea, es ¿qué versión de la Biblia utilizar?
Antes de responder a esa pregunta, resulta útil, considerar a qué nos referimos con exegésis. “El término “exégesis” proviene del verbo griego exegeomai, que literalmente significa “dirigir”. Su significado extendido es “relatar en detalle” o “exponer”. Cuando se aplica a textos, el término se refiere a un ejercicio interpretativo en el que explicamos un pasaje. En términos generales, el sustantivo “exégesis” puede referirse a cualquier acto de interpretación o explicación. Por lo general, no podemos referirnos a nuestros muchos esfuerzos por interpretar el lenguaje hablado o escrito como “exégesis”, pero es un término apropiado para describir tales actividades.” [1]
Así que, propiamente cuando hablamos de exégesis bíblica, nos referimos al acto de interpretar/explicar las Escrituras considerando algunos principios hermenéuticos.
Parte de este proceso, es escoger la versión que utilizaremos para estudiar las Escrituras, pero al hablar de versión, me refiero específicamente al tipo de traducción que utilizaremos, ya sea traducción de equivalencia formal o traducción de equivalencia dinámica.
Es posible que hayas escuchado sobre la versión de las Escrituras titulada Traducción Lenguaje Actual y La Biblia de las Américas, y pienses si existe alguna diferencia significativa. Es más, todo esto de las diferentes versiones podrá resultar muy extraño, si estás acostumbrado únicamente a utilizar una versión, como lo es la Reina Valera 1960.
Así que, nos encontramos ante una pregunta ¿qué tipo de traducción utilizar a la hora de estudiar las Escrituras? Michael J. Gorman, en su libro “Elementals of Biblical Exegesis” aborda este asunto con mucho detalle, pero quiero ofrecer aquí, algunas ideas que él aporta en cuanto a las traducciones y su uso en la exégesis:
Ninguna traducción es perfecta y diferentes tipos de traducciones cumplen diferentes funciones. Para propósitos de exégesis basada en el texto en inglés* de la Biblia (a diferencia de los idiomas originales), una traducción basada en la teoría de la equivalencia formal es mejor por tres razones principales: (1) permite más ambigüedades originales en el texto estar de pie, y así ser observado, investigado e interpretado por el exegeta; (2) más a menudo traduce una palabra clave recurrente en un pasaje bíblico con la misma palabra en inglés en la traducción, y también muestra conexiones entre palabras relacionadas; y (3) generalmente no sustituye palabras o imágenes modernas por antiguas. En otras palabras, como algunos han dicho, las traducciones de equivalencia formal tienen la intención de ser “transparentes” al texto bíblico original.
Sin embargo, las traducciones de equivalencia formal a veces son culpables de crear representaciones extrañas y de madera que no suenan mucho al inglés* y que incluso pueden malinterpretar el texto original al dar prioridad a la forma sobre la función (significado). Pero las traducciones de equivalencia funcional, por otro lado, con frecuencia (1) simplifican demasiado los textos complejos o ambiguos y (2) sustituyen el idioma contemporáneo por el antiguo idioma bíblico, lo que a menudo resulta en traducciones inconsistentes o engañosas de elementos clave. Por muy hábiles que sean los traductores, el efecto de estas estrategias sobre el exegeta es perjudicial: se da preferencia a una interpretación sobre otra. Esto puede ser aceptable para el lector casual, pero no para el exegeta serio. Una posible estrategia para abordar este problema es utilizar más de una traducción. [2]
De modo que, el Dr. Gorman, no recomienda para el estudio exegético aquellas versiones de las Escrituras de traducción de equivalencia dinámica, en Español podríamos mencionar las versiones: “Dios Habla Hoy” (DHH); “Traducción Lenguaje Actual” (TLA); “Palabra de Dios para todos” (PDT). Son útiles, claro que si, de hecho, podemos utilizarlas para contrastar algunas ideas, pero no como texto base para nuestro estudio exegético.
Queda una pregunta al aire ¿qué versión podríamos utilizar? Podríamos considerar “La Biblia de las Américas” (LBLA); “Nueva Versión Internacional” (NVI); y la “Reina Valera Revisada” (RVR). No obstante, debo recordar al lector, que siempre es útil, poseer o utilizar diferentes versiones (de traducción formal o dinámica) a la hora de estudiar las Escrituras.
[1]Hayes&Holladay(2007). Biblical Exegesis: A Beginner’s Handbook. Westminster John Knox Press.
* El autor utiliza versiones en Inglés, dado que es su lenguaje nato.
[2]Gorman, J. Michael (2020). Elements of Biblical Exegesis: A basic guide for students and ministries. Baker Academic