Bienvenidos a esta serie de estudios sobre la carta de Gálatas, en la cual estaremos meditando en lo que las Escrituras nos enseña, primero conoceremos algunas generalidades sobre la carta y luego consideraremos lo que Pablo escribe en la introducción. ¿Por qué una serie sobre la carta a los Gálatas? Primero, porque la carta de Pablo a los Gálatas aborda la libertad cristiana. En ella, Pablo proclama la realidad de la libertad de los creyentes en Cristo: libertad de la ley y del poder del pecado, y libertad para servir al Señor viviente. Segundo, la carta a los Gálatas exalta el poder del evangelio en la vida del creyente.
Espero que juntos, podamos ser edificados en el entendimiento de las Escrituras.
- Generalidades
Evidentemente el autor de esta carta es el apóstol Pablo. Nunca se ha dudado seriamente de la autoría de Pablo de esta carta, ya que forma un pilar importante del Corpus Paulino. Gálatas es muy autobiográfico y personal. Escribe Bruce Barton, cito: “Además de la evidencia interna, la autoría de Pablo de los Gálatas es afirmada por muchos padres de la iglesia primitiva, incluidos Clemente de Roma, Ireneo y Tertuliano. La autoría de Pablo de los gálatas ha sido ampliamente aceptada por prácticamente todos los eruditos bíblicos, incluidos los críticos de la Biblia.”
Ahora, respecto a quienes escribe el apóstol Pablo, ha existido un debate, ya que no es seguro dónde estaban ubicadas las iglesias de Gálatas o cuándo Pablo escribió Gálatas. La razón es que, durante la era del NT, el término Gálatas se usó tanto étnica como políticamente. Si “Gálatas” se entiende étnicamente, la fundación de las iglesias de Gálatas solo está implícita en el NT. En el segundo viaje misionero de Pablo, “pasó por la región de Frigia y Galacia” (Hch 16: 6) en el centro norte de Asia Menor.
Entendido políticamente, “Gálatas” puede referirse a los que viven en la parte sur de la provincia romana de Galacia. Esa región incluía las ciudades de Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe, donde Pablo trabajó para plantar iglesias, como se registra en Hechos 13: 14–14: 23.
Este debate sobre los destinatarios de la carta y la fecha surge en parte debido a una conexión con el Concilio de Jerusalén (Hechos 15). En esta reunión crítica, los líderes de la iglesia resolvieron el tema que domina a Gálatas: la relación de la ley con con los cristianos gentiles. En Gálatas, Pablo puede estar articulando la decisión del concilio. Pablo también podría estar ofreciendo el mismo punto de vista, antes del concilio; esto significaría que la descripción de Pablo de su tiempo en Jerusalén y Antioquía en Gálatas 2: 1-14 probablemente se correlaciona con el tiempo de Pablo en Antioquía (Hechos 11: 19-30), pero no con los eventos de Hechos 15 (si este es el caso , Pablo visitó Jerusalén un tiempo adicional no registrado en Hechos).
Escribe G. Walter Hansen, cito: “El peso de la evidencia parece estar a favor de una ubicación en el sur de Galacia (Hemer 1990: 227-307 es la mejor defensa reciente de este punto de vista). En la época de Pablo, Galacia era el nombre de toda la provincia romana que se extendía desde Ponto en el norte hasta Panfilia en el sur. Todos los residentes de esta provincia se llamaban propiamente gálatas, cualquiera que fuera su origen étnico. En el siglo III d.C., la provincia de Galacia se redujo aproximadamente a sus antiguas dimensiones etnológicas, el territorio norteño original de los invasores celtas. No es sorprendente que los comentaristas patrísticos, seguidos por los comentaristas medievales y de la Reforma, asumieran que Pablo había dirigido su carta a las iglesias en el norte de Galacia, ya que esa era la única Galacia que existía en tiempos patrísticos.
Pablo normalmente clasificaba las iglesias que fundó según las provincias romanas: “iglesias en la provincia de Asia” (1 Cor 16,19), “iglesias macedonias” (2 Cor 8: 1), “vosotros en Acaya” (2 Cor 9 : 2). Por lo tanto, sería natural que Pablo se refiera a las iglesias en Iconio, Antioquía de Pisidia, Listra y Derbe (todas las ciudades dentro de la provincia romana de Galacia en su tiempo) como “las iglesias en Galacia” y se refiera a los miembros de esas iglesias. como Gálatas. De hecho, ningún otro nombre único habría sido apropiado para ellos. Dado que no hay evidencia clara de que Pablo haya fundado iglesias en el norte de Galacia, parece mejor tomar el relato de Hechos 13-14 como un registro de la fundación de las iglesias en Galacia que se tratan en la carta de Pablo a los Gálatas. Hechos 16: 6 y 18:23 se refieren a visitas posteriores de Pablo para fortalecer esas mismas iglesias.”
Es un debate del cual podríamos seguir investigando, no obstante su servidor se inclina por los destinatarios como a todas las comunidades cristianas en Gálatas. En cuanto a la fecha, podría datarse entre los años 48 y 50 D.C., siendo esta carta una de las más tempranas del apóstol Pablo.
Gálatas fue escrita para aclarar y defender “la verdad del evangelio” (2: 5, 16) frente a un evangelio falso. Esto se hizo: (1) defendiendo el mensaje y la autoridad de Pablo como apóstol, (2) considerando la base del mensaje del evangelio en el Antiguo Testamento, y (3) demostrando cómo el mensaje del evangelio que Pablo predicó funcionó prácticamente en la vida cristiana diaria. Pablo eligió este enfoque para corregir a los de las iglesias de Gálatas con respecto tanto a su fe como a su práctica relacionada con el evangelio.
- El llamado del Señor (Gál 1:1-5)
Luego de haber considerado algunos datos generales sobre esta carta, consideremos el saludo de Pablo:
Pablo, apóstol (no de parte de hombres ni mediante hombre alguno, sino por medio de Jesucristo y de Dios el Padre que le resucitó de entre los muertos), y todos los hermanos que están conmigo:
A las iglesias de Galacia: Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo, que se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Este es un saludo muy diferente a los que encontramos en otras cartas paulinas. Pablo se presenta como apóstol, pero no sólo eso sino que hace una aclaración muy importante a raíz de las acusaciones que se estaban levantando en su contra. Veremos dos asuntos aquí
a. El llamado de Pablo y su mensaje:
Pablo, apóstol (no de parte de hombres ni mediante hombre alguno, sino por medio de Jesucristo y de Dios el Padre que le resucitó de entre los muertos), y todos los hermanos que están conmigo.
El saludo de Pablo en la carta a los Gálatas, es poco usual en comparación a sus otras cartas, en las cuales, describe un poco más su llamado. Aquí, Pablo se identifica como apóstol, una palabra que podría ser traducida como mensajero o enviado, y es aquí donde Pablo hace una aclaración:
Es enviado no de parte de hombres.
Es enviado no mediante hombre alguno. Estas dos aclaraciones son significativas, en relación a lo que estaba sucediendo en las comunidades cristianas, ya que habían algunos agitadores que, estaban promoviendo la idea de que Pablo no era un verdadero apóstol tal como los doce, sino que era un mensajero de la iglesia de Jerusalén. Ante nuestros ojos, esto no parecería tan grave, pero lo cierto es que colocando la posición de Pablo como apóstol en duda, se podía colocar en duda también su mensaje. Algo que de hecho, ya estaba ocurriendo.
Puedes escuchar el primer episodio de la carta a los Gálatas en el podcast “Doctrina y Devoción“
Por eso Pablo, reafirma la fuente de su llamado, quién es Jesucristo. Ha sido Jesús el Mesías, quien ha llamado a Pablo, su llamado lo encontramos en Hch. 9:1-10. Así que su llamado no proviene de una entidad humana sino del Señor mismo, y lo que él proclama, es decir las buenas nuevas, provienen de Cristo. Pablo afirma en 1 Corintios capítulo 2, versículo 2, que su mensaje es Cristo y éste crucificado. El llamado que Jesús le ha hecho es para llevar su nombre entre los gentiles. Aquí en Gálatas, Pablo se refiere a Jesús como el que “se dio a sí mismo por nuestros pecados”. La obra de Jesús fue perfecta y completa para redención, es por ello que Pablo ataca de forma directa la falsa enseñanza que se está propagando por las comunidades de Gálatas, ya que estos agitadores, están enseñando que el sacrificio expiatorio de Jesucristo no fue suficiente, que es necesario añadir a la fe en Cristo, la circuncisión y otras observancias judías.
La muerte expiatoria de Jesús, es un tema central y vital dentro de la gran historia de las Escrituras, si quitamos esto o lo desvirtuamos, nos encontraremos con un evangelio adulterado. La muerte de Jesús, no fue una muerte accidental, una tragedia o un sacrificio de mártir, no fue un acto de redención que ocurrió conforme a la voluntad de Dios el Padre.
b. En cuanto a la identidad de quienes promovían este falso evangelio, Charles B. Cousar ofrece un lista de sugerencias:
- Un grupo de judíos cristianos de Jerusalen, representantes del partido de la circuncisión, quienes afirmaban el apoyo de Santiago.
- Judíos cristianos no especificamente con apoyo de las autoridades de Jerusalen
- Judíos cristianos con persuaciones gnósticas, quienes actuaban en total independencia de la iglesia de Jerusalen.
- Cristianos gentiles (y judíos también), quienes consideraban en línea a la iglesia de Jerusalen, que Pablo había cambiado el mensaje.
- Una oposición compuesta por dos grupos: activistas judaizantes y espiritualistas quienes se sentían exentos de los asuntos morales.
La mayoría de autores, sugiere que la opción b, es la descripción más aceptable. Quienes hayan sido, sin duda estaban minando el mensaje del evangelio y Pablo tiene que advertir a los hermanos, y con ese fin en mente, el apóstol no anda con rodeos o pretendiendo que todo está bien. El mensaje del evangelio está siendo distorsionado.
Algunas aplicaciones:
- El mensaje del evangelio, es Jesucristo: todo cuanto compete a Él, su nacimiento viriginal, su ministerio, su muerte expiatoria, su resurrección y su ascensión. El evangelio no es sobre tener riquezas económicas o mejores posesiones, sino que todo se trata sobre Jesús el Mesías.
- Todo aquello distorsiona el mensaje del evangelio, es dañino. Por muy inocente que nos parezca, si desvirtúa el evangelio, hay que desecharlo.
- Nuestro llamado es a predicar el evangelio de Jesucristo, anunciado en el Antiguo Testamento y mostrado en el Nuevo. Prediquemos toda la Escritura.