Señor, tú has sido un refugio para nosotros
SALMOS 90:1-4
de generación en generación.
Antes que los montes fueran engendrados,
y nacieran la tierra y el mundo,
desde la eternidad y hasta la eternidad, tú eres Dios.
Haces que el hombre vuelva a ser polvo,
y dices: Volved, hijos de los hombres.
Porque mil años ante tus ojos
son como el día de ayer que ya pasó,
y como una vigilia de la noche.
Hace muchas décadas, los cristianos afirmaban que deberíamos vivir nuestras vidas sub specie aeternitatis, es decir, a la luz de la eternidad; que debemos pasar nuestros días reflexionando sobre la brevedad de la vida, recordándonos que aquí no tenemos una ciudad eterna, sino que buscamos una cuyo constructor y creador es Dios.
El salmo 90, es una reflexión sobre la transitoriedad de la vida. Contempla la naturaleza de la vida bajo la ira de Dios y afirma la necesidad de vivir correctamente en la presencia del Señor. La autoría de este salmo es atribuida a Moisés, quien con cierto tono de aprecio y preocupación nos muestra el profundo sentido del paso furtivo de la vida; la conexión entre el pecado, el sufrimiento y la ira de Dios; y la sumisión del hombre en oración por el favor de Dios.
Se ha dicho que este salmo, fue escrito durante un tiempo de gran prueba. Cuarenta años en el desierto … todos esos funerales. Algunos de nosotros, hemos llegado al punto de la vida en el que parece que siempre escuchamos sobre funerales. Moisés vio muchos funerales, muchas pruebas, muchas dificultades. El salmo está escrito en ese contexto: reflexionando sobre la vida, reflexionando sobre quien es Dios y quienes somos nosotros.
Un nuevo año comienza dentro de un par de horas. Son muchas las personas que inician con grandes expectativas, buenos propósitos o grandes desafíos. Para muchos, un nuevo año significa dejar atrás muchas malas experiencias, deshacerse de un vicio, un aumento de salario, un proyecto familiar. Pero, aunque todo esto en cierto modo es noble ¿debe ser ese nuestro fin? ¿vivir para nosotros?
El salmo 90, nos muestra que nuestra transitoria vida, debería enfocarse no en nosotros precisamente, sino en Dios.
Dios es nuestro refugio.
Moisés inicia esta oración registrada en el salmo noventa, diciendo que Dios es nuestro refugio, nuestro hogar. Dios es nuestra morada. Dios es un lugar de seguridad. El Señor mismo es nuestra “morada” (cf. 91: 9; Deut 33:27), el oasis de refrigerio y campamento para su pueblo durante muchas generaciones (cf. Deut 32: 7).
Este nuevo año, debemos refugiarnos en Dios, mediante la oración, mediante la lectura de Su Palabra. Es posible que vengan muchos problemas a nuestras vidas, pero si estamos refugiados en el Señor, tendremos paz.
Dios es nuestro Rey soberano y eterno.
El escritor afirma, “tú eres Dios” (v.2) dando a conocer tanto el reinado de Dios sobre la creación como su grandeza. Las designaciones para el Señor en estos versículos han sido cuidadosamente seleccionadas, ya que el salmista canta alabanzas al “Señor”, el Rey Glorioso, quien solo es “Dios” (cf. Isa 44: 6; 48:12). Él es Rey, sobre todo, para quien mil años son como un día. Pero nosotros los seres humanos somos temporales en esta tierra.
Incluso cuando el hombre puede vivir hasta mil años, Matusalén vivió 969 años (Gn. 5:27), en el cálculo de Dios no es más que “un día” (v.4; cf. 2 Pedro 3: 8) o, aún menos. Lamentablemente muchos viven llenos de orgullo, creyendo que harán tantas cosas, pero en ningún momento consideran su propia temporalidad. Nuestra vida es breve. Tu y yo no podemos vivir un día más de lo que Dios ha planeado. Piénsalo. No puedes vivir un día más o un día más corto de lo que Dios ha planeado. Está destinado al hombre a morir una vez. Dios ha señalado el día. Pero también dice que la vida es corta. ¿Qué estamos haciendo con nuestras vidas? Y sobre todo ¿en qué condiciones nos presentaremos delante del Rey Eterno?
Un nuevo año, es motivo de alegría, pero también es motivo para reflexionar. ¿Cómo hemos vivido? ¿cómo viviremos este próximo año? ¿para nuestros deseos o para Dios? ¿reflexionaremos en nuestra temporalidad y lo que esto significa? ¿glorificaremos a Dios cada día? Hay tantas preguntas por hacer, pero lo más importante, es venir delante de Dios en el nombre de Jesús, agradeciendo su misericordia, pero no sólo esto, sino también clamando por su gracia. Gracia que nos capacita, que nos impulsa para vivir cada día para gloria de Dios. ¿Cómo los cristianos debemos iniciar un nuevo año? Con la clara convicción de glorificar a Dios y gozar de Él cada día.