“El que poco ama, poco ora y el que mucho ama, mucho ora”
Agustín de Hipona.
La oración es un elemento esencial en la vida del cristiano. Sin embargo, en estos últimos años, muchas prácticas no bíblicas han desvirtuado su concepto.
Declarar, atar, decretar, son verbos que con mucha frecuencia se oyen en las oraciones. ¿Qué nos enseña la Biblia respecto a estas prácticas? y ¿cómo debemos orar?
La Biblia no nos enseña a declarar o decretar.
De manera frecuente, he hecho referencia a la práctica de declarar o decretar y nuevamente afirmo lo que dicho: “Declarar o decretar en la oración no forma parte del testimonio de las Escrituras“.
No hay ningún pasaje bíblico (en su contexto) que sustente tales prácticas. Todas estas ideas provienen de falsos maestros que han abrazado la ideología y praxis de la Nueva Era. Lo único “original” que hicieron, fue adaptarlo al lenguaje cristiano.
Son muchos los alegatos, a favor de estás prácticas, de hecho quiénes las promueven dicen que “solamente personas de fe” pueden “vislumbrar estás revelaciones“. Sin embargo sus argumentos son desmenuzados por las Escrituras.
La Biblia nos enseña cómo debemos orar.
Las Escrituras no guardan silencio en cuanto al tema de la oración. Por doquier, encontramos ejemplos y directrices de cómo debemos orar, veamos algunas directrices:
1.Debemos pedir al Padre en el nombre de Jesús (ver Juan 16:24)
Jesucristo es el mediador entre Dios y nosotros. No podemos pedir a titulo propio, sino únicamente en el nombre de Jesucristo. Solamente por medio de Él podemos “alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.
Es importante hacer notar dos aspectos:
a) Jesucristo no comparte su oficio sacerdotal con María, ni con nadie más. Así que toda intercesión ante el Padre, le pertenece exclusivamente a Él.
b) Jesucristo utilizó la palabra “pedir”, nunca hablo de “declarar o decretar”.
2. Nuestras oraciones deben tener como enfoque que Dios sea glorificado y que su voluntad sea hecha.
Jesucristo fue el mejor ejemplo de obediencia, aún en sus oraciones. En el Getsemani, unas horas antes de su arresto, leemos su oración:
Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras
[…]Apartándose de nuevo, oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si ésta no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad (Mat. 26:39,42)
Algún maestro del movimiento de la palabra de fe, podría haberle dicho: “Vamos, solo declara que el Padre te rodea de su favor y que sus ángeles te libran. Declaralo”
Jesucristo no solo fue ejemplo de buscar la voluntad del Padre en sus oraciones, sino que les dijo a sus discípulos, que orarán pidiendo que se hiciera la voluntad del Padre en la tierra así como en el cielo (cf. Mat. 6:10)
Me gusta la siguiente frase de Juan Calvino al respecto:
“Ciertamente, al pedir esto renunciamos a los apetitos y deseos de nuestra carne, porque todo el que no somete del todo sus afectos a Dios, se opone y resiste en cuanto está de su parte a la voluntad de Dios”
Orando de acuerdo a la Biblia
¿Cómo debemos de orar? De acuerdo a lo que las Escrituras nos enseñan. Leamos las oraciones hechas por Jesucristo, los apóstoles y profetas, aprendamos de ellos directrices que enriquecerán nuestra vida de oración.
Orad sin cesar ( 1 Tes. 5:17)