“¿Eres un cristiano que ora, que lee su Biblia, que se congrega regularmente? ¿Tu alma está prosperando? Si tu respuesta es afirmativa, entonces ¿por qué tienes pocos recursos económicos?. Algo anda mal en ti. Necesitas ser libre, necesitas encontrar la verdadera prosperidad. En el reino de Dios no puede haber pobres. Declaralo: no soy pobre”
Lo escrito anteriormente, es parte de un sermón que escuche hace unos años, y que a la vez podría ser lo que muchos están escuchando en sus iglesias, domingo tras domingo.
El argumento esencial de este tipo de sermones producidos por el evangelio de la prosperidad es: el cristiano no puede o no debe ser pobre. Uno de los tantos versículos bíblicos, que son utilizados para sostener tal argumento es 3 Juan 1:2:
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. (RVR60)
Para los expositores del evangelio de la prosperidad, este texto “claramente” dice que Dios desea que seamos prósperos en todas las áreas. Pero, como veremos en este breve post, tal idea es falsa.
Acerquémonos a este texto y veamos que encontramos:
I. ¿A quién iban dirigidas las palabras de 3 Juan 1:2?
Según la lectura, el saludo era dirigido a un anciano llamado Gayo. Por el uso de la palabra “amado”, posiblemente se trataba de un amigo cercano de Juan.
Piccardo, H. R. en Introducción al cuerpo epistolar del Nuevo Testamento: Tomo 3, dice:
La 3 Jn. está dirigida a un tal Gayo, con el apelativo “amado” (ἀγαπητός), pero este nombre era muy común en aquellos tiempos.
El aporte del Comentario de Matthew Henry, nos ayuda también:
«Gayo», dice Plummer, «era quizás el más común de todos los nombres en el Imperio Romano». Sin salir del Nuevo Testamento hallamos entre los fieles más prominentes tres Gayos: el de Corinto (1 Co. 1:14, comp. con Ro. 16:23); el de Macedonia (Hch. 19:29); y el de Derbe (Hch. 20:4). Según el antiquísimo documento eclesiástico llamado la Didaché (Doctrina de los Doce Apóstoles), fue a este Gayo de Derbe a quien Juan dirigió la presente carta y a quien designó primer obispo de Pérgamo. Sin embargo, según Dodd (citado por Stott), «no hay nada improbable en esto, pero el documento es tardío y no hay ninguna base temprana para tal afirmación». A la vista de lo que antecede, resulta prudente el consejo de Stott: «Es más seguro resistir el intento de identificar al Gayo de esta epístola».
Henry, M., & Lacueva, F. (1999). Comentario Bı́blico de Matthew Henry (pp. 1906–1907). 08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.
II. El deseo de Juan respecto a Gayo.
“yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma“
La posición del EVP, es que este texto muestra la firme idea de que Dios desea que seamos prosperados y que tengamos salud, así como prospera nuestra alma. Esto nos lleva a dos deducciones:
a) Si mi alma está prosperando, entonces todo lo demás tiene que prosperar.
b) Si no estoy prosperando en todas las cosas, es porque mi alma no está prosperando.
Dichas deducciones podrían crear desesperación en el creyente. De hecho, hay muchas personas que viven tristes y ansiosas porque sus vidas espirituales están creciendo, pero no son millonarias o no tienen los recursos financieros que desean. De tal modo, que recurren a prácticas poco bíblicas (ley de atracción, visualizaciones, decretos diarios, etc)
“Dios desea que seas próspero” -gritan los falsos maestros- “y lo dice aquí en 3 Juan 1:2“. No, no dice eso. Lo que encontramos, es un deseo afectuoso y personal de Juan hacia Gayo.
Entonces ¿cómo se aplica este texto?
La Nueva Versión Internacional, nos ayuda a entender un poco mejor:
Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente.
Vale la pena mencionar lo que dice en la Traducción Lenguaje Actual:
Amado hermano, le pido a Dios que te encuentres muy bien, y también le pido que te vaya bien en todo lo que hagas, y que tengas buena salud.
Algunas aplicaciones de este texto podrían ser:
a) Podemos orar, para que a nuestros hermanos les vaya bien en sus vidas personales, conforme a la voluntad de Dios.
b) Podemos orar, pidiendo a Dios que nos dirija para que todo marche bien en nuestras vidas, conforme a Su voluntad.
c) Los creyentes debemos desear ” tanto el bienestar físico como el espiritual de nuestros amigos cristianos” –Henry, M., & Lacueva, F. (1999). Comentario Bı́blico de Matthew Henry (pp. 1906–1907). 08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.
III. Rechazando la falsa interpretación
Debido a lo anteriormente expuesto, no podemos más que, rechazar la interpretación del evangelio de la prosperidad.
¿Es usted es un creyente que está creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, pero no tiene el auto, el dinero, la casa, o tantas cosas que desea y se siente triste?
Hermano y hermana, no deje que la falsa enseñanza lo haga sentir de esa manera. Mire todas las bendiciones que el Señor le ha dado por Su misericordia. Alégrese en el perdón de sus pecados.
Maravíllese en la vida nueva en Cristo Jesús. Alabe a Dios porque Él proveerá para su sustento diario. Y seguirá proveyendo, conforme a Su voluntad. Él nos ama por medio de Cristo. Somos suyos.
Me gusta mucho este tipo de aclaraciones porque aún nos podemos encaminar en ciertos “dichos” que promueven desatar y decretar riquezas para nuestras vidas recordándome que no se trata de mí sino de Dios y el propósito que Él tiene.
Muchas gracias por la explicación muy clara.
Gracias por tu aporte hno. Kenson. 💪
Excelente explicación y trasfondo bíblico, Dios te siga Usando hermano