En alguna ocasión, llegaremos a tener el alto honor de predicar o enseñar en nuestra iglesia local. Ante tal privilegio, muchas preguntas surgen y una de las más frecuentes es ¿cómo podemos mejorar nuestros sermones y no hacer de la predicación una especie de charla de motivación?
Quiero compartir unos tips, que podrían servirnos cuando elaboremos sermones, pero antes de eso, veamos que nos dice Charles Spurgeon sobre el deber del predicador:
Los mejores sermones, son los que están más llenos de Cristo. Un sermón sin Cristo es una cosa horrible, horrible; es un pozo vacío; es una nube sin lluvia; es un árbol dos veces muerto, arrancado por las raíces. Es una cosa abominable dar a los hombres piedras en vez de pan, y escorpiones en vez de huevos, sin embargo hacen algo peor los que no predican a Jesús. Los hombres mueren y perecen porque Cristo no está allí, y sin embargo Su evangelio glorioso es lo más fácil de predicar, y lo más dulce de predicar; hay más variedad en él, hay más atractivo en él que en todo el mundo. [1]
¡Contundente! ¿No te parece? Vayamos a los tips
Cuando estemos por elaborar nuestros sermones, consideremos los siguientes tips, posiblemente existan más, pero considero que estos son esenciales:
1. Que tu sermón exalte a Cristo.
Tal como Charles Spurgeon escribe, los mejores sermones son los que están más llenos de Cristo. No importa de que libro o porción bíblica prediques, todo apunta a Cristo desde Génesis hasta Apocalipsis.
Hoy en día puedes escuchar a muchos predicadores, pero, no muestran a Cristo a sus oyentes. Ellos lo único que buscan es hacer sentir bien a sus oyentes, que se sientan relajados aunque eso implique ignorar o dejar a un lado a Jesucristo. Aceptemos algo: la gente no quiere escuchar sobre nosotros sino sobre la palabra de Dios.
2.Ora por ti y por los oyentes
En el libro “Redescubriendo la predicación expositiva“, James E. Rosscup escribe:
La oración no es electiva, sino que es el elemento principal en el caleidoscopio de las características espirituales que destacan al predicador. Estas características se unen en una fuerza espiritual poderosa; ellas edifican un vocero para Dios. Jesús, el mejor modelo, y otros voceros efectivos de Dios han sido poderosos en la oración juntamente con las virtudes de la santidad y la dependencia de Dios. El compuestos de cualidades espirituales que se enfoca en la oración es evidente en la extensa línea de proclamadores de Dios en el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y en la historia de la iglesia, hasta el día de hoy. Algunos libros acerca de los elementos esenciales para la predicación menosprecian la oración, pero otros reconocen su función invalorable. Los predicadores que siguen el modelo bíblico toman la oración muy seriamente. Ellos se saturan de oración al preparar el sermón.[2]
3. Estudia profundamente el pasaje bíblico a predicar.
Mientras preparas tu sermón, debes leer el pasaje del cual predicarás las veces que puedas, y no sólo eso, también debes leer los capítulos que están cerca de dicho pasaje. Por ejemplo, si predicarás sobre Efesios 2:1-9, debes leer Efesios 1 y 3, o si es posible toda la carta. Cuánto más claro tengas la idea del texto tu exposición será más bíblica.
4. No fuerces el texto.
Este es uno de los problemas que a menudo caemos los predicadores. Forzamos el texto bíblico al título de nuestro sermón. Desechemos ese vicio.
Cuando preparemos nuestro sermón, las ideas deben sujetarse al texto no nuestros deseos o criterios personales, de ser así no estamos siendo honestos con nosotros mismos ni con nuestros oyentes.
5. Utiliza herramientas bíblicas para tu estudio.
Gracias a Dios existen libros que nos ayudan con algunas dificultades históricas o culturales de los escritos de la Biblia. Actualmente hay atlas bíblicos, diccionarios y comentarios bíblicos. Utiliza estas herramientas sabiamente. John Piper aconseja usar los comentarios bíblicos, luego de haber leído muchas veces el texto bíblico a exponer.
Espero que estos tips nos puedan servir cuando prediquemos, de esta manera seremos de edificación para Iglesia y glorificaremos el nombre de nuestro Señor.
[1] Tomado del sermón “Cristo la gloria de Su Pueblo”, predicado por Charles Spurgeon
[2] Redescubriendo la predicación expositiva, John MacArthur